viernes, 4 de noviembre de 2011

La catrina que no se podía enamorar!

Hola a todos! Cómo se la pasaron en este rico puentecito?? Yo he de confesarles que no me la pasé nada mal ;D. Hoy traigo algo nuevo que se me ocurrió a la par con mi disfraz y es una historia de mi autoría.A decir verdad, estas fechas me fascinan, sobre todo Halloween! Aunque no sea una tradición de nuestro país. Siento un toque de misticismo en el aire y es algo que me gusta transmitir, y que mejor que con una historia. Espero que sea de su agrado y una vez más gracias por sus visitas un beso y excelente viernesito un beso!!


"La catrina que no se podía enamorar"

Cuenta la historia que fue hace mucho tiempo, en un extraño lugar, donde los días no eran tan cálidos y las noches sombrías. Ahí habitaba una chica llamada Catrina, solitaria, sencilla, tímida, distraída, pero de buenos sentimientos. Catrina tenía una vida como cualquier otra, sin tantas pretensiones, hija única, muy joven de apenas unos 18 años, su pasión era tocar el piano y plasmar pasajes que salían de su imaginación. No era muy afectiva ni comunicativa. Todo un misterio andando. Su madre había muerto cuándo ella era muy pequeña y apenas tenía recuerdos de ella, así que era la adoración de su padre, dueño de la librería de aquel lugar, culto, de ojos marrones, cabello de un castaño muy claro y una estilizada figura, lo único que había heredado Catrina de él era su delgadez y la pasión por los libros, porque de todo lo demás era el vivo reflejo de su madre.

Cabello obscuro y rizado, ojos muy expresivos, boca pequeña que apenas emitía una sonrisa cuando algo le alegraba, había heredado las manos de su madre y el don de tocar como una ninfa el piano. A su padre le complacía escuchar por las noches "clair de lune" la melodía favorita de su madre. A veces mientras Catrina tocaba, observaba a su padre con gran curiosidad y pensaba que quizás su padre jamás acepto que su madre ya no se encontraba más con ellos y buscó de alguna manera inmortalizar su recuerdo, como en esa melodía, o siempre tener violetas en la casa, eran las flores favoritas de su madre, o en las interminables anécdotas que su padre le contaba acerca de cuando su madre y el eran jóvenes y que ella adoraba. De alguna manera Catrina se sentía feliz de complacer a su padre con sus melodías, pero a la vez comenzaba a pensar que tal vez ya sería tiempo de que saliera un poco de la librería e intentara conocer a otra persona que le ayudara a sanar su roto corazón que llevaba roto más de 12años.

A Catrina le daba curiosidad saber si algún día se enamoraría de la manera en que sus padres lo hicieron, pero el hecho de perder a alguien que amas demasiado le aterraba, pensaba que eso era solo para los valientes, pero ella no sospechaba que estaba a punto de sucederle.

La gente de aquel lugar se conocía a la perfección, a Catrina le disgustaba involucrarse demasiado con los demás así que, el que fuera considerada la "rara" del lugar no le era incómodo, como dije amaba ser solitaria. Habían muchos chicos que pretendían de su compañía, pero ninguno había que acaparara su atención, para ella todos eran unos payasos que no hacían más que llamar la atención con bobadas. Todos demasiado infantiles .Todos menos uno. Ella no previó que ese día conocería el "amor".

Continuaba con sus labores diarias en la librería y de pronto escuchó sonar la campanilla de la entrada, todo parecía tan normal como siempre, un cliente más, continúo sin gran interés limpiando el estante de los libros de geografía que tanto le apasionaba limpiar porque se imaginaba poder viajar por todos esos lugares que mostraban los mapas hasta que la voz del extraño visitante retumbó en sus oídos. Una voz un poco grave, pero suave, fue lo único que requirió escuchar para cautivar sus oídos. Se escondió tras el estante principal que da a la entrada y moviendo los libros para poder ver sin ser notada lo conoció. Solo lograba ver su espalda, era un chico de unos 20años, de cabello castaño obscuro y quebrado, tenía puesto jersey gris de rayas, pero lo que más llamó su atención fue el maletín color camello que cuidaba con mucho recelo. Trató de mover más los libros para poder mirar su rostro, pero lo único que consiguió fue tirar los libros que la resguardaban de ser vista.

-Catrina, hija está todo bien?- Comentó su padre.

El chico volteo al escuchar los ruidos que provenían del estante donde estaba Catrina, ella con mucha vergüenza se agacho y trato de respirar profundo. No consiguió ver su rostro solo la silueta, estaba nerviosa era como si una oleada estuviera dentro de su estómago y no entendía porque. Cuando se pudo incorporar otra vez en sus adentros, decidió salir de lo más normal a enfrentar a ese extraño y recoger todo el desorden, pero al salir del estante, solo vio como la puerta se cerraba y la campanilla sonaba. Observó la silueta de aquel joven misterioso alejarse y perderse entre el atardecer.

-Hija, te encuentras bien?.- Una vez más preguntó su padre.

-Si.- respondió un poco consternada, pero de inmediato acomodo los libros y regreso al interior de la biblioteca como no queriendo ser más cuestionada por su padre.

Esa misma noche Catrina no dejaba de pensar en quien había sido ese muchacho que había ido en la tarde a la librería, no dejaba de pensar en ese maletín, mil y un cosas se le ocurrían pero ninguna le convencía lo suficiente como para dejar de pensar en ello y poder dormir. De algo estaba segura, ese chico no era del pueblo, ahora lo que le inquietaba era saber si lo volvería a ver y sobre todo, ¿Qué llevaba tan celosamente en ese maletín?

Al día siguiente, ella espero a que el chico volviera a la librería, pero no fue así, ni al siguiente, ni durante una semana más. Por más que lo analizaba ella no comprendía porque tenía tanto interés en ese desconocido, cómo había sido posible que su voz la inquietara tanto y aún más como un absurdo maletín le intrigaba tanto.

Un día sin muchas esperanzas, y  ya no pensando tanto en aquel suceso de la librería se encontraba en el lago creando sus pasajes bizarros, cuando escucho ruidos muy cerca, se movió muy despacito para cerciorarse de no ser vista ni escuchada y se ocultó tras un árbol, si era algo que Catrina no podía evitar era ser curiosa, así que asomó su cabeza con mucho cuidado y se asombró al ver quien se encontraba ahí. Era el chico de la librería, estaba en el muelle del lago aventando piedras haciendo los famosos "patitos". Y ahí estaba otra vez, ese maletín camello, pero esta vez dejaba ver un poco más lo que tenía por dentro, y Catrina sin dudarlo quiso averiguarlo trato de ver desde el otro lado del árbol pero solo consiguió ver hojas, trato de acercarse más y una ramita se interpuso en su camino haciendo un crujido algo fuerte. Rápidamente se volvió a colocar tras el árbol y respiro, el corazón le latía tan rápido que sentía que se saldría de su lugar, no entendía porque reaccionaba de ese modo, pero de cierta manera le gustaba esa sensación de adrenalina. Volvió a asomarse pero esta vez ya no estaba el chico ahí, salió unos pasitos más del árbol para ver donde se encontraba cuándo sintió una mano en su hombro y una voz la tomó por sorpresa:

-¿Qué no te han dicho que espiar es de mala educación?

Esa voz, quedo perpleja. De nuevo esa sensación en el estómago, respiró y volteó.

Por fin! Conoció los ojos, la nariz, los labios, las manos, el todo del extraño. Catrina no pudo decir nada, su enigmática mirada la dejo aún más callada de lo que ya era.

El chico volvió a insistir- ¿Me escuchaste?.- Parecía un poco molesto.

-Oh, de, de, de verdad lo siento.- Se sentía algo torpe al tartamudear pero no pudo evitarlo.

-Tú eres la chica de la librería, la torpe que tiró los libros.

¿Torpe? Catrina no sabía que decir, estaba entre la delgada línea del desencanto y la fascinación.

-¿Cómo te llamas? Si es que puedes hablar, claro!.

-Ella no creía que el chico que tanto le intrigaba fuera tan descortés, sin embargo respondió:

-Catrina.

-¿Catrina? Vaya! que nombre tan extraño, ya me habían advertido que eras algo rara, pero no imaginaba cuánto.

-Per, ¿perdón?

-Sí, todos aquí dicen que eres muy extraña, inclusive me llegaron a decir que eras muda, pero ya comprobé que no. Como probablemente no me vas a preguntar nada ya que eres una maleducada me presentaré; Soy Leonardo, acabo de mudarme a este pueblo.

-De dónde eres?- pregunto Catrina.

-Eso no importa. Y bueno me vas a decir que hacías espiándome?

Catrina no sabía que contestar, se detuvo mirando sus ojos miel, su nariz afilada, sus pómulos rosados, sus labios que dejaban ver una sonrisa translucida, blanca como la luna. Él se aproximó hacia ella y recargo un brazo en el árbol a manera de que ella se sintiera intimidada, y lo logró. Catrina sentía que la respiración se aceleraba más y más, no entendía porque alguien con ese carácter le atraía tanto, le intrigaba.

-Será acaso que te gusto?.-

-Ella reaccionó con mucho asombro, y en una maniobra logro quitar el brazo que la acorralaba.

-Yo solo estaba mirando tu maletín, ¿Qué llevas ahí?.

En ese instante el semblante seductor de Leonardo cambio de una manera inesperada, y se tornó de nuevo pedante.

-Esas son cosas que no te interesan, ¿Por qué no vas a hacer tus cosas de niña rara a otro lado?. El que seas bonita no te quita la rareza.

Catrina se sintió por primera vez humillada, asumía su postura de "rara “pero jamás alguien se había atrevido a decírselo de frente y de esa manera despectiva. Ella tomo sus cosas apresuradamente y se fue corriendo, no volteo ni para aserciorarse  de que Leonardo la estuviera siguiendo.

Llego a casa, y no se detuvo a saludar a su padre entró directo a su habitación y se encerró. Se miró en el espejo y por primera vez se odio con todas sus fuerzas, y lo más sorprendente, por primera vez salían esos cristalitos de agua de sus ojos. Se miró más de cerca y no podía creerlo estaba llorando, sentía que algo le oprimía el pecho y sin embargo, le gusto sentir todo eso, jamás alguien había provocado esos sentimientos en ella, en ese momento Catrina se percató de una cosa, ya no era esa persona inexpresiva, algo la estaba transformando y no sabía que era.

Se recostó y miró el techo, recordó la mirada misteriosa, la nariz, los pómulos, los labios... Los mismos que miró y sintió un impulso de besar, algo que jamás había hecho pero que le incitaban demasiado a descubrirlos.

Al día siguiente, mientras desayunaban su padre observaba con curiosidad a Catrina, era raro saber que los papeles se invirtieron, pero Catrina no dijo nada continuaba el desayuno evadiendo la mirada de su padre, pero no pudo evadir sus palabras.

-Hija que te sucede, has actuado muy extraña estos días, ayer no comprendí porque no tocaste la melodía que tanto te agrada, la que tanto nos agrada, ni siquiera pediste que te contara algo sobre tu madre como todas las noches. ¿Es acaso que te inquieta algo?.-

Catrina continuaba sin emitir algún sonido, se levantó de la mesa, y le dio un beso en la frente a su padre- No tengo nada papá.- Respondió mientras limpiaba la mesa.

-Iré por mis cosas, te veo en la librería.

Estando ahí sentada, observando la lluvia caer, continuaba con sus dibujos en la mesa, pero no conseguía concentrarse esta vez, cuando entre la lluvia observó una silueta caminar hacia la librería, no alcanzaba a distinguir quien era, pero sin explicación su corazón volvió a latir con mucha intensidad. Era el.

Escuchó la campanilla de entrada y de inmediato de puso de pie, lo vio aproximarse a ella y de nuevo sintió que enmudecería. Él se plantó justo frente a ella y la miró fijamente, permaneció así por unos segundos y luego dijo:

-Deberías tener más cuidado de dónde dejas tus cosas, puede que un día pierdas la cabeza.-

Catrina no comprendía porque razón le decía eso, de nuevo con su toque altanero hasta que vio que de su maletín, sacaba una hoja.

-Dejaste esto ayer en nuestro inoportuno encuentro, a decir verdad, para ser rara dibujas bastante bien.

Catrina reaccionó muy avergonzada, y trató de arrebatárselo pero no lo consiguió con éxito.

-Quién es la persona que está en el dibujo?.-

Catrina tartamudeo una vez más y luego dijo por primera vez en su vida con tono tajante:

-No es algo que te interese.

-Vaya! Ese lado agresivo en ti no me lo esperaba, te daré tu dibujo con una condición, que mañana regreses al lago dónde nos encontramos ayer. Tengo algo que mostrarte.

Catrina no lo podía creer, Leonardo le entrego el dibujo y advirtió una frase de despedida:

-Bueno, supongo que nos vemos mañana...

-Sí.

Al llegar a su casa estaba de lo más contenta y tocó con más sentimiento que cualquier otro día, inclusive esbozó una gran carcajada al escuchar una de las anécdotas de su padre, y para sorpresa de este no le quedó más que preguntar:

-Hija, ese muchacho que fue hoy a la librería es la razón por la cual has estado tan extraña?.-

El semblante y la enorme sonrisa que había en la cara de Catrina desaparecieron, se tornó de nuevos seria, y de nuevo evito la mirada de su padre.

-No sé de qué muchacho me hablas.-

Su padre tomo su cara entre sus manos y le dijo con un tono muy sutil:

-El amor es una de las cosas más maravillosas que te pueden ocurrir, solo quiero que sepas que cuándo te llega es algo que no puedes evitar aun así lo trates de ocultar. Tal como el amor que nos teníamos tu madre y yo, trascendió aún después de su muerte. - Estas últimas palabras retumbaron en los oídos de Catrina, " trascendió aún después de su muerte".

El padre de Catrina le dio un beso en la frente y salió sin más que decir de la habitación. Catrina se recostó y empezó a divagar, ella definitivamente no quería enamorarse a ese grado de no poder dejar ir a la persona, le aterraba la idea de verse en esa situación, llenar la casa de violetas, tocar melodías interminables, contar relatos en la noche para mantener vivo el recuerdo. Que pesadilla. Pero por más que intentaba sacarse de la mente a Leonardo las imágenes de sus ojos perdiéndose profundamente en los suyos y sus labios tentadores, eran imposibles de olvidar. Consiguió quedarse dormida pero esa noche soñó, soñó que Leonardo y ella estaban en el lago, conversando, y de pronto, inesperadamente él se iba, y ella no podía hacer nada para evitarlo. Despertó algo afligida y con un dolor en el pecho, era un hecho, Catrina se había enamorado y no solo eso, tenía un miedo impresionante de perder a Leonardo.

Ya era hora de encontrarse con él en el lago y ella no sabía si ir o quedarse ahí refugiándose de lo que pudiese pasar, Catrina tenía una cita con su destino pero tenía miedo a enfrentarlo.

Llegó al lago y ahí estaba el, sentado en el mismo muelle pero esta vez sentado con su maletín a un lado. Ella se incorporó a un ladito y lo observo con mucha curiosidad.

Esta vez no hubo ningún comentario tajante, ni hiriente si no un:

-¡Qué bueno que viniste! creí que no llegarías.-

Esto era nuevo para Catrina, pero seguía atenta a lo que él le decía.

-Sabes, ayer que te encontré no quería que me conocieras como soy realmente, disculpa por ser tan grosero.-

El lado más amable de Leonardo parecía haber despertado.

-Tengo algo que mostrarte.-

¿Sería posible tanta magia en un día? ¿El misterio del maletín sería revelado al fin?

-Este maletín es todo lo que soy, es por eso que lo cuido muy bien, ese día cuando mostraste interés en el me dio miedo, la verdad es que yo soy igual de raro que tú. Pero tenía miedo de que me juzgaras. Pero con tu dibujo de ayer entendí que podía confiar en ti. Me dibujaste desde ese día que me viste en la librería, aun cuando no nos habíamos conocido.-

Catrina no podía creer lo que escuchaba, lo que veía, ese lado inesperado de Leonardo.

-Por lo menos ya vi que tenemos algo en común.- Ella sonrió discretamente y miró hacia el lago.

El tomó unos dibujos del maletín y se los mostró, ella los contempló con detenimiento, cada trazo, estaba completamente asombrada, pero de pronto notó que había algunos dibujos repetitivos sobre una joven, atractiva, de bonita mirada, y una gran sonrisa que no se detenía a mostrar.

-Es tu hermana?.-

Leonardo la miró, hiso una pausa y hablo.

-Recuerdas que preguntaste de dónde venía?.-

-Sí.

-Pues no vengo de ningún lugar, solo huyendo de mi pasado, estoy de paso en este lugar, nunca me quedo un tiempo definido, este maletín y mis recuerdos son todo lo que tengo.-

-Y, entonces, ¿quién es ella? ¿Dónde está?

Leonardo respiro, hiso una pausa como no queriendo hablar pero las palabras fluyeron solas al mirar los ojos de Catrina.

-Ella es parte de mi pasado, fue mi prometida, la amé con todo el corazón, pero ella lo destrozó, no creía en mí, ni mucho menos en lo que le ofrecía. Cuando menos lo pensé ella ya me había cambiado por otro, y si más me dejó.-

El sostenía el anillo de bodas entre sus manos, Catrina no sabía qué hacer, sentía unas profundas ganas de abrazarlo y besarlo, hacerle sentir que había un lugar para él, y entonces se le quedó viendo muy profundamente, esos labios, se aproximó más y sin advertir ella lo besó.

El contacto de sus labios con los de él fue extraordinario, jamás se había sentido tan viva, tan llena de algo, tan llena de “amor”. Pero no duro mucho el encanto, el rompió el momento antes de que ella pudiera hacer algo más.

-No, espera,¡ que haces!.-

-Yo creí que, tal vez sentías lo mismo.-

-¿Sentir que? Catrina no confundas las cosas, es verdad que me atraes, pero yo no puedo amar, mi corazón ya no está aquí, solo tengo un torso vació.-

-¿Torso vació? Eso es imposible, quizá es porque tienes miedo, pero yo también lo tengo.-

Esta vez ella lo tomó de la mano y la puso en su corazón.

-¿Sientes cómo se acelera? Eso sentí desde la primera vez que te vi. Inexplicablemente escuche tu voz y algo me atrajo a ti. Creo que te amo.

-Espera, no sabes lo que estás diciendo.- El alejo su mano y de nuevo regreso su forma tajante de hablar.

-No es un juego enamorarse, no tienes idea de que significan esas palabras, y yo ya no quiero entenderlas.

-Pero claro que sé que significa, es eso que siento cuando mi corazón se acelera y casi se me sale del pecho, y sé que sientes lo mismo, por eso te has portado así, ahora lo entiendo.-

-No entiendes nada Catrina, y creo que fue un error que te haya pedido venir, aquí no ay nada para ti.-

Catrina puso su mano en el pecho de Leonardo y efectivamente, no había nada ahí dentro, ella no se explicaba porque, dio unos pasos hacia atrás y luego le dijo:

-Tengo que verte una vez más, mañana, aquí, prometo que tendré una solución.

-El no contesto nada, se quedó parado ahí entre el lago y el muelle, mientras veía a Catrina alejarse entre la neblina.

Llego a su casa muy desesperada, su padre no estaba, todo daba vueltas en su cabeza, ¿Qué sucedía?, ¿Por qué su corazón no estaba donde debía estar? ¿Qué haría para no perderlo? Su sueño, se estaba convirtiendo en realidad, en una pesadilla. Y en medio del silencio de la noche, en su habitación recordó, las palabras de su padre " El amor que nos teníamos tu madre y yo, trascendió aún después de su muerte".¡ Eso era!, el necesitaba un corazón para poder amar, y ella, aún después de la muerte lo seguiría amando, " Su amor trascendería después de la muerte".

Catrina respiro hondo, no sabía exactamente que estaba a punto de hacer pero estaba convencida de lo que quería, estar junto a él.

Se dirigió a un baúl que tenía en su cuarto y saco un libro con portada verde, era una clase de libro de hechicería antigua que había llegado a la librería de algún sitio, y que ella había escondido sin que su padre supiera de su existencia. Lo único que necesitaba era que la luna estuviera en su esplendor frente al lago, conjurar las palabras y clavar una daga en su corazón para podérselo entregar a Leonardo. Tomó sus cosas y dejo una nota a su padre sobre el piano :

Querido papá:

Por fin he encontrado el amor, del que todas las noches me hablas, del que compartías con mamá, ahora entiendo lo que dijiste aquella noche, requiere de un sacrificio, tú no has buscado a nadie más porque le eres fiel al amor de mamá, porque la mantienes viva en tus recuerdos, y ahora yo quiero hacer eso por mi amor.

Lamento el dejarte así sin la melodía de todas las noches, sin las anécdotas de media noche sobre cómo se conocieron tú y mamá y sobre lo mucho que se amaron, pero ahora yo quiero tener mis propias anécdotas. Tengo una cita con mi destino, deséame suerte.

Te amo papá.

Catrina.

Y así fue, emprendió la cita con su destino, la luna estaba hermosa, resplandeciente, pálida como la hermosa piel de Leonardo, miró el cielo, respiro y pronuncio las palabras:

"He de amarte hasta la muerte, y por eso  te entrego mi corazón para que seas ese quien una vez conoció el amor".

Al inicio la daga se sentía fría, pero después todo fue fácil, dolió un poco el sentir como la fría cuchilla entraba en su pecho y no tenía piedad en dejar ese torso hueco, Catrina le había entregado su corazón, y más que eso su amor a Leonardo, estaba contenta de saber que por fin estarían juntos.

Llegó el amanecer, y Catrina estaba impaciente, comenzó a planear tantas cosas en su mente pero no se imaginó nunca lo que sucedería. Era el momento en que Leonardo llegaría al lugar de encuentro, Catrina espero sentada en el muelle, hacia frio, el cielo estaba más gris que otros días, se miró en el lago, su cuerpo no emitía ningún color, era totalmente pálida, como la luna, como Leonardo, y bajo su vestido dejaba ver su torso, donde no se veía nada, pero donde ella sentía aún muchísimo amor.

Pasaron las horas, y él no llegó, ella pensaba en mil pretextos para no penar en la aterradora idea, el no llegaría, dio media noche y no había señales de él, ella espero bajo el árbol, se sentó y encontró cobijo bajo el, el tiempo pasó, y él nunca llegó, ella espera a que un día aquel amor regrese.

¿Qué porque no se puede enamorar? Ha pasado tanto tiempo esperando bajo ese árbol y en ese muelle, frente a ese lago, ha mirado tantas lunas resplandecientes que ya no necesita esperar a nadie más, su torso vació no refleja más que la prueba más grande de amor, y su corazón incapaz de amar a otra persona puesto que ella se lo entrego solo a él, para amarlo aún después de la muerte.





Vestido: (esta vez no recuerdo donde lo compre disculpen)
Palestina: Todo moda
Medias: Liverpool
Collar de perlas: Manzanosidades
Broche de flor: Todo Moda
Guantes: (Tampoco recuerdo el nombre de la tienda pero fué en el centro :P)




Espero les haya gustado  y pues es la publicación más larga que he tenido y a decir verdad me gusto.  Buenas madrugadas a todos nos seguiremos leyendo.

3 comentarios:

  1. Hola, estoy presentando algunos cuentos de catrina a un grupo de primaria, podría auxiliarme de tu relato?

    ResponderEliminar
  2. Es muy largo pero bueno espero y digas así todo lo que será me encanta bueno adiós sigue así.

    ResponderEliminar